el hogar, la escuela, las lecturas, la radio, la televisión, los espectáculos. Quiere atraparnos de tal manera que asimilemos su forma de ver las cosas, aun su estilo de encarar los problemas éticos, de conducta, y su apreciación de lo que está bien y lo que está mal en situaciones concretas. La influencia del mundo puede llegar a afectar de manera marcada nuestro modo de ver el mundo y aun la iglesia misma. Para evitar esto, Dios ha previsto la transformación del cristiano mediante la renovación
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